Mis pasos se dirigían a un viejo bar situado en la avenida,
un bar de toda la vida, abrí la puerta y me dirigí a la barra del bar, toda de
madera, descorchada que nunca había sido restaurada.
Los colores de las paredes no se podían distinguir, pero yo
si sabia de que color eran.
El olor del ambiente me devolvió hace 5 años cuando
me tuve que ir de esta ciudad, abandonándolo a mi pesar.
Me acerque y pedí a la camarera un gin tonic, era nueva y no
supo preparármelo, no estaba mal pero le faltaba el cuerpo de esas botellas
añejas que siempre estaban debajo de la barra para los clientes de toda la
vida.
Al fondo se veía la vieja maquina de tabaco, el billar y la
televisión, una vieja samsum que me la encontré tirada en un contenedor.
Al mismo tiempo me fije en una pareja que parecía que
estaban peleándose o mas bien el chico era quien la estaba regañando, en ese
momento, vi que la camarera no les quitaba el ojo de encima.
La chica, pinta de Lolita, unos 18 años, cuerpecito ya
formado y con estilo, con el uniforme del colegio.
El, pinta de macarra, unos 30 años no muy bien llevados y
rasgos árabes.
La reconocí, al momento, era laura, cuando la conocí se había
escapado de su casa y estaba viviendo en una choza en la barriada, pero yo la
llamaba la "pecas" por unas pecas que sobresalían de su oreja derecha
pareciendo un tatuaje.
Me acerque y le cogi la mano con la que la iba a golpear, la
pregunte si estaba bien ella dijo que si pero su rostro decía otra cosa.
El se hecho la mano al bolsillo y sacando la navaja me dijo
que si era tan gallito y que me iba a matar, sin que le diese tiempo le quite
la navaja y estrellándole contra la pared le dije que se fuera de allí y que no
moviera a tocarla.
El salio corriendo como un alma en pena, seguro, a buscar a su
pandilla.
Me volví y mientras pasaba junto a ella la dije: - Tu no
eres chica de la calle, no me hagas arrepentirme de lo que paso hace 5 años.
Cogiendo el vaso me lo apure de un trago y salí a recoger la
moto que la tenia a 2 metros
escaso.
Mientras tanto laura se asomo por la puerta y me vio marchar
su rostro era un poema de no parar de llorar.
La camarera, que era una amiga, se acerco la rodeo con sus
brazos y la pregunto quien era y ella solo pudo decir con voz entrecortada.
- Ha vuelto, ha vuelto como me prometió hace 5 años- eso lo
estuvo repitiendo un buen rato.................................